27 de noviembre de 2010

Las Emociones en la Familia. ¿Hay muestras tu verdadero YO?
















Las emociones en el contexto familiar, voy a decirlo..., son causa y efecto de lo desconocido (y si no haceros esta pregunta ¿os reconocéis en algunos momentos cuando estáis dentro de vuestro domicilio?). Influyen demasiados factores en la expresión de las emociones a tus “seres queridos” (debería haberlo puesto entre interrogantes ¿seres queridos?).
Como psicólogo, y no como padre de tres lindos críos, podría hablar de la importancia de la socialización de los hijos a través de los padres, pero ¿realmente estamos socializados?. Bueno quizá Sí, pero me hago otra pregunta ¿estamos socializados en la familia, en el entorno familiar? NO. Ciertamente es en la familia donde damos lo peor de nosotros mismos (ojalá alguien me dijera que estoy equivocado). ¿Por qué ofrecemos una cara al exterior y otra cara a lo cercano, a lo íntimo?. Los datos de separaciones y divorcios creo que avalarían esta hipótesis (o esta realidad), ya que más del 50% de las parejas se separan, pero ¿a que no existe esa tendencia de separación en los grupos de amigos?...
Nuestros hijos, los hijos, se modelan a través de sus padres y madres, y observan con asombro, nuestros miedos, ansiedades, histerismos, hostilidades, aceleraciones y desaceleraciones, preocupaciones, comportamientos desadaptados, falta de tolerancia, falta de paciencia... y luego nos quejamos del profesor de matemáticas o de la profesora de lengua... o si hay o no hay asignatura de educación para la ciudadanía (creo que se llama así).
A lo mejor deberíamos reeducarnos, socializarnos en familia, ¿podría ser esa la base del éxito? Seguramente, pero ¡cuánto esfuerzo genera! (ya que no se puede comprar, y tengo claro que para las personas de hoy día aquello que no se pueda comprar no sirve, no es útil, no entra en las expectativas de crecimiento personal).
La vida familiar es la PRIMERA escuela de Aprendizaje Emocional, hagamos que sea cuánto menos ADECUADA.
La regla imperante en este sentido, tal y como dijeran M. J. Elías, S. B. Tobías y B. S. Friedlander (2000), es la siguiente: “Trate a sus hijos como le gustaría que les tratasen los demás” (oye, ¡qué acertado!). Si analizamos esta regla podemos obtener 5 principios:
1. Sea consciente de sus propios sentimientos y de los de los demás.
2. Muestre empatía y comprenda los puntos de vista de los demás
3. Haga frente de forma positiva a los impulsos emocionales y de conducta y regúlelos.
4. Plantéese objetivos positivos y trace planes para alcanzarlos
5. Utilice las dotes sociales positivas a la hora de manejar sus relaciones
Observando estos principios, nos damos cuenta que nos encontramos delante de lo que son los cinco componentes básicos de la Inteligencia Emocional.
· Autoconocimiento emocional.
· Reconocimiento de emociones ajenas
· Autocontrol emocional.
· Automotivación
· Relaciones interpersonales.
Y esto no se COMPRA, se ejercita
Y siguiendo a Verónica Gea, para poder resolver cualquier situación problemática de ámbito familiar, sería aconsejable contestar una serie de preguntas antes de actuar:
1. ¿Qué siente usted en esa determinada situación? ¿Qué sienten sus hijos?
2. ¿Cómo interpreta usted lo que está pasando? ¿Cómo cree que lo interpretan sus hijos? ¿Cómo se sentiría usted si estuviera en su lugar?
3. ¿Cuál es la mejor manera de hacer frente a esto? ¿Cómo lo ha hecho en otras ocasiones? ¿Ha funcionado realmente?
4. ¿Cómo vamos a llevar esto a cabo? ¿Qué es preciso que hagamos? ¿Cómo debemos abordar a los demás? ¿Estamos preparados para hacer esto?
5. ¿Contamos con las aptitudes necesarias? ¿Qué otras formas pueden existir de resolver el problema?
6. Si nuestro plan se topa con imprevistos, ¿qué haremos? ¿Qué obstáculos podemos prever?
7. ¿Cuándo podemos reunirnos para hablar del asunto, compartir ideas y sentimientos y ponernos en marcha para obtener el éxito como familia?
Por otra parte, un estudió demostró los tres estilos de comportamiento más inadecuados por parte de los padres son:
1. Ignorar completamente los sentimientos de su hijo, pensando que los problemas de sus hijos son triviales y absurdos
2. El estilo laissez-faire. En este caso, los padres sí se dan cuenta de los sentimientos de sus hijos, pero no le dan soluciones emocionales alternativas, y piensan que cualquier forma de manejar esas emociones “inadecuadas”, es correcta (por ejemplo, pegándoles)
3. Menospreciar o no respetar los sentimientos del niño (por ejemplo, prohibiéndole al niño que se enoje, ser severos si se irritan...)
Como padres, nuestra función es la de generar confianza en nuestros hijos, desterrar sus miedos y preocupaciones insanas, percibir sus necesidades, motivaciones e intereses, ayudarles a establecer objetivos, prepararles para la toma de decisiones y responsabilidad...
¿Cómo se logra? Pues empezaremos creando un CLIMA EMOCIONAL POSITIVO, ni más ni menos. Y a partir de ahí... lo demás. Oye a lo mejor hasta podemos llegar a no separarnos de nuestras parejas (vamos quien quiera...).

11 de noviembre de 2010

Esperanza o Sueños ¿Qué prefieres?

Esperanza es decidir triunfar en cada Acontecimiento que nos toca Vivir

Hablar de la Esperanza en realidad no me agrada, ya que creo que es un término con muchas reminiscencias negativas, pero la vida tiene más de Esperanzas que de Sueños, tristemente. O no.

Esperanza es esperar, y si esperas y no haces puede llegar lo que no quieras, es preactividad.

Si estoy enfermo y tengo esperanzas de ponerme bien, estoy esperando ponerme bien. Pero, y si en lugar de esperar, hago por ponerme bien…

Si estoy triste, deprimido, confundido… y tengo esperanzas de que mañana estaré mejor, o pasado mañana, o dentro de un mes, o cuando acabe el año, o la carrera, o me case, o me divorcie, o haya pagado la hipoteca… tendré que esperar a que eso llegue; pero y si en lugar de esperar, hago por dejar de estar triste, esbozo por ejemplo una sonrisa en mi rostro, o me fijo en las sonrisas de otros rostros, o escucho una música que hasta hace unos segundos tan sólo me parecía ruido, o miro un paisaje que antes me parecía una mancha… no sé si dejaré de estar triste pero al menos, seguro, me sentiré mejor.

Seamos proactivos, hagamos en lugar de esperemos. Por ello me gustaría que adoptaseis como definición de Esperanza la que expongo en el encabezado…, decide triunfar en lo que te toque vivir, sin duda, TRIUNFARÁS.

Sin embargo, los Sueños, sueños son. Es un término positivo, siempre positivo, ya que la otra cara de la moneda es Pesadilla, es decir o tengo sueños o tengo pesadillas. Otra cosa es que deseemos que se cumplan nuestros sueños (con lo que ponemos otra vez en acción a la Esperanza)… No esperemos, hagamos. Hagamos que se cumplan nuestros sueños o al menos tengamos felices sueños.

DESEO que tengas sueños felices y que te sientas rodeado de sonrisas, que no es poco.

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