24 de marzo de 2013

Cuentos de mi vida "¡Qué suerte que construyan puentes sobre el río!"


Las cosas nunca pasan del mismo modo, ni de la misma manera... a pesar de lo abrupto del camino o de la ternura del paseo...

Era septiembre, un mes como cualquier otro mes, con los mismos días que cualquier otro mes… de septiembre, claro. La bruma de la mañana se agolpaba delante de mis ojos…, claro llevaba las gafas puestas y ese rocío maravilloso me hacía no ver la realidad. ¿Por qué no nos limpiaremos las gafas más a menudo? (En ocasiones hasta he llegado a lavarme la cara con las gafas puestas…, bueno sólo un poco…), ¡malditas gafas! que en demasiadas ocasiones están como incrustadas en nuestros rostros, ¡qué pocas veces nos limpiamos los cristales para ver más clara la realidad!

Paseaba, como cualquier otro día en cualquier otro lugar…, pero aquel día era especial, muy especial… era el día. Terminaba una historia para comenzar otra bien distinta, con distintos sueños e ilusiones.


Mi cabeza llena de recuerdos, de frases inconclusas nunca pronunciadas y de miradas sin mirar. El dulce sonido del agua entre las rocas me sacó de mi mismo y de mis recuerdos… ¡qué agradable estaba la tarde! Que suave la brisa de otoño, de mi querido otoño.

Tenía que volver a ser lo que era… un tipo agradable, pero no sólo para los demás sino también para mí mismo. Me había perdido en paseos absurdos de tiempo atrás, en esperas ilógicas y en sueños en forma de pesadillas.

Hoy era el día… el primer día del resto de mi vida… (Siempre me gustó esa frase). Y seguí caminando hacia adelante… es curioso, ahora me doy cuenta de que cuando paseo, siempre intento que sea en círculos para no volver por donde fui. La vida es así  “Vas y vienes, vienes y vas…, vuelves, pero nunca vuelvas… a mirar atrás. No lo necesitas”. ¡Qué suerte que construyan puentes sobre el río!

Caminando recordé “Tus recuerdos, hazlos cada vez más fuertes pero que estén delante de tus ojos y no en tu memoria. En la memoria se enquistan, pero delante de tus ojos los controlas, los filtras, los apartas o los disfrutas. Disfruta de tus recuerdos”. Y en ese momento cientos de recuerdos agradables se agolpaban delante de mí como “una zanahoria a un burro”, je, je, je.

Cuando me quise dar cuenta el camino se hizo oscuro, no tenebroso, ni triste, tan sólo oscuro por falta de luz de día, pero no quería darme la vuelta, deseaba llegar hasta el siguiente puente, no tenía miedo, o eso creía. “Me creí valiente, pero no por no sentir miedo, que lo tenía, sino porque a pesar de sentir miedo… seguía adelante”. ¡Me gusta la noche!, casi tanto como el día; me gusta el sol casi tanto como las nubes que lo cubren; me gusta la lluvia… porque me da la oportunidad de ver un arco iris maravilloso.

Tenía que llegar hasta ese puente, para atravesarlo y volver por la otra orilla… ¡ay! ¡mi problema con los círculos!. Pero sabía que caminando sólo no podría llegar nunca al puente… “Si quieres llegar rápido camina sólo, si quieres llegar lejos camina acompañado”. Caminaba muy rápido pero no llegaría nunca, lo sabía. Me había perdido… en un paseo señalizado ¡Me había perdido!...

Pero ¡qué suerte tuve!... nunca a nadie le vino mejor perderse en el camino… empecé a caminar despacio, comencé a mirar a los lados y no sólo adelante…, y sobre todo miré hacia arriba… busqué mi estrella, la que me iluminase el camino. Y apareció…

Allí estaba… el puente para atravesar el río. Por fin pude volver a casa, eso sí acompañado para siempre… ¿de quién?, DE MI MISMO, del de siempre. ¡Qué mejor compañía de vuelta a casa!...

Por si alguien se perdió un día en el camino... o porque un día sin más y sin saber como... lo perdió... Recuerda..., al final vuelve, al final se encuentra, al final está. Tan sólo trata de saber quiénes son tus amigos, y procura estar con ellos, mientras sigues tu duro camino, para así llegar lejos y acompañado…  pero sobre todo escoge una estrella en el oscuro horizonte y sigue su luz. Sin duda esa… será Tu Estrella.
José Manuel Párraga
(de “Cuentos de mi vida”)

PD. Alguien me dijo una vez, “cuando llueva comparte tu paraguas… y si no tienes paraguas, comparte la lluvia




10 de marzo de 2013

Cuando los sueños se hacen realidad...

o cuando la realidad se construye a partir de los sueños...

Allí estaba..., muy cerquita de mi, casi rozándome, pero otra vez pude evitarla. Eran meses con las mismas lágrimas, con el mismo dolor, con la misma pena, con el mismo abandono... con la misma soledad ("solía pensar que la peor cosa en la vida era terminar solo... no lo es.... lo peor de la vida es terminar con alguien que te hace sentir solo").
... si el tren no para en tu estación es que no era tu tren, y si te bajan del tren en marcha es que ese viaje no era el tuyo... recordé con una sonrisa de medio lado. ¿Pero cuántas veces puede uno llegar a decir aquello que luego no recuerda?
Ay señor, señor... nadie camina la vida sin haber pisado en falso muchas veces, ni alcanza la meta con un sólo intento, ni llega a la otra orilla sin haber construido puentes... se agolpaban en mi mente frases y más frases... y de pronto apareció ella... la frase adecuada... ¿la haría caso? ¿la haría desaparecer en cuantito la viera? ¿la recordaría para siempre? ¿o la utilizaría en estos momentos de necesidad? No se... no se.  Si lo supiera lo sabría. Más perogrullo imposible me dije a mi mismo sonriendo.
Déjate de frasecitas exclamé en alto... ni frases, ni leches.
No pude reprimirme y apuré el último sorbo de café... quería desprenderme de ella y soltarla, porque me di cuenta que evitarla no tenía sentido...
¿Por qué evitas lo que puedes afrontar? Pues eso... afrontálo... yo ya lo hice... acabé con ella... maldita... inútil... sinsentido... véte y no vuelvas y si vuelves me encontrarás preparado para bajarte de mi tren... ¡Largo Tristeza!
Frente al abismo lo único que queda es aprender a volar... o volver por donde has venido que es incluso más fácil ¿no crees?
No temamos a volver por los mismos pasos ya que no existe el camino correcto... el camino correcto se hace al caminar... vayas donde vayas.
...Pero y la frase, y esa frase que me persigue desde, desde, desde siempre... creo yo...
"Un día sin una sonrisa es un día perdido". ¡No pienso perder más días de mi vida!..., me dije para mis adentros con una enorme sonrisa aflorando entre mis labios.
Quiero construir mis sueños a partir de mis sonrisas y de las sonrisas de los que conmigo compartan mi viaje.
Y mis sueños serán mis realidades... las que deseo vivir, las que deseo compartir... porque... no importará lo lejos que llegue si en el camino he dado lo mejor de mi...


PD: Sinceramente: no pienso dedicar ni un minuto para odiar a NADIE, o dejando sitio a la tristeza,  porque estoy demasiado ocupado amando a la gente que me ama... y sonriendo

 José Manuel Párraga 
(de "Cuentos de mi vida")


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